lunes, 12 de marzo de 2007

Tribunal Constitucional

Acaba de caer en mis manos la Sentencia del Tribunal Constitucional 13/2007, de 18 de enero, sobre un recurso planteado por el Parlamento de Andalucía contra el sistema de financiación autonómica 1997-2001, y su desarrollo en las leyes de presupuestos. Lo importante en este caso no es tanto la Sentencia en sí (que, por cierto, desestima todas y cada una de las pretensiones de Andalucía), sino los fundamentos jurídicos que anticipan lo que puede ser la resolución del Estatut, en alguno de sus apartados más polémicos, la financiación autonómica. Y digo que lo anticipan pues sienta con total rotundidad su doctrina respecto a los principios que debe de regir este sistema. No dice nada nuevo, pero se toma la molestia de ser muy exhaustivo respecto de la dispersa doctrina que ha emanado del Alto Tribunal en este tiempo. Mucho más exhaustivo que de costumbre, lo que me indica que puede estar queriendo dejar claro que no puede admitir una reforma estatutaria que no respete la competencia estatal para coordinar la hacienda pública, que vacíe de contenido las prerrogativas del legislador estatal en materias reservadas a éste constitucionalmente (criterio aplicable a más preceptos del Estatut que el tema de la financiación), que no puede convertirse la lealtad institucional en un derecho de veto para las CCAA en los aspectos que no estén de acuerdo y, en fin, deja claro que el Estado está en una posición preeminente respecto de las CCAA, del que éstas forman parte. Interesante sentencia, que desestimando una pretensión de Andalucía, ya ha dejado apuntado por dónde puede ir su pronunciamiento respecto del pernicioso Estatut.

Curiosidad: la Sentencia se ha adoptado casi por unanimidad. Sólo ha habido un voto discrepante. ¿Quién ha sido?. Pérez Tremps. Sí, sí, ese mismo Pérez Tremps. El recusado del Estatut. Para él, se debía de haber estimado el recurso. Qué buen vasallo si tuviera buen señor al que servir. Por cierto, que una magistrada sí se abstuvo espontáneamente porque tuvo relación indirectísima con un informe (en este caso, no pagado por parte, sino evacuado por un órgano colegiado del que formaba parte) que, al final, sustentó parcialmente el recurso presentado. Eso se llama decencia profesional.

Lo del sábado

No tengo un tema concreto sobre el que escribir, no por falta de ideas, sino por todo lo contrario, por acumulación. Muy importante lo ocurrido este fin de semana: ante una manifestación masiva, impresionante, cívica, ordenada, respetuosa, se ha revelado un PSOE y un gobierno absolutamente roto, superado por los acontecimientos, sin perfil político (la contestación de Pepiño de que son la mitad los asistentes que los muertos de Irak son tan impresentables como el personajillo), sin ideas, sin posibilidades de rehacerse y gobernar, que es para lo que se le paga. Una auténtica vergüenza en el fondo y las formas. Estos neostalinistas de Vogue y Armani pretenden mantener el monopolio de la calle que se labraron en el siglo XVIII, y establecer cordones sanitarios en torno a una opción política que es, de largo, la que más afiliados tiene de España y que concita el voto de casi la mitad de la población. Están profundizando en una idea de España rota, como en el siglo XIX, con Fernando VII y la Constitución de Cádiz, o, siendo más pesimistas, con las dos españas de la guerra civil. Muy peligroso el camino que están andando estos insensatos. Queda, en cualquier caso, el ejemplo de una multitud que, con educación, civismo y sentido democrático, dejó claro su rechazo a la política entreguista del bobo solemne, y no como en otras ocasiones movilizados bajo el paraguas de la sensibilidad que provocan las víctimas del terrorismo, no, movilizados bajo unas siglas políticas inconfundibles. Rajoy y el partido entero demostró una impresionante capacidad de movilización que debería hacer pensar, no al gobierno, que no lo hará, sino a esas formaciones políticas que se han sumado a la exclusión vergonzosa del PP en el Parlamento, lugar natural para el desarrollo de la confrontación política.

Las opinión pública tiene claro qué quiere, y a quién desprecia: el ABC publica una encuesta sobre la intención de voto en las elecciones municipales, en Madrid Comunidad y Ayuntamiento. Resultado previsible: barre el PP en ambas. El efecto De Juana, todavía no totalmente descontado en la encuesta, profundizará mucho más en esa victoria apabullante. El resultado de las autonómicas puede ser de escándalo. Bien hará el PP en no relajar la tensión respecto de estas políticas ominosas. Por el bien del Estado.

Bueno el artículo de Antonio Martin Beaumont en El Semanal Digital. El link, aquí.