martes, 3 de octubre de 2006

Esto se complica

Parece como si nos gustaran las complicaciones de una forma casi enfermiza. Si el tema del 11M estaba bastante enmierdado, ahora introducimos una complicación adicional, en forma de juez estrella - estrellado, ex diputado del Prisoe, ex alto cargo del Prisoe, que hace una pirueta demagógica insostenible para darle la vuelta a un asunto de pequeño calado desde el punto de vista de la investigación, pero enormemente trascendente desde el punto de vista formal, e imputar un delito de no se sabe muy bien qué clase de falsificación de documento público a los que elaboraron el documento, dejando impune al, por el propio juez, declarado falsificador. Esto es, que el juez estrella - estrellado (de gira cultural por Colombia, con la que está cayendo), se ha desenmascarado como un elemento más, no sabemos todavía si accesorio o principal, de, al menos, la trama de encubrimiento de lo que pasó el 11M, y tampoco sabemos si también de la propia trama, porque, ahora que recuerdo... qué coño se le perdió en la estación de Atocha esa mañana, cuando no era el juez de guardia, y el propio juez Del Olmo tuvo que mandarle un exhorto para que se abstuviera y no metiera su hocico en ese asunto?. ¿Era, realmente, su conciencia la que le envió allí, o le enviaron los jefes supremos, para que se asegurase que todo había salido según lo planeado?.

Esto ya sería de chiste, si no hubiera 200 muertos.

Por otra parte, creo que "El Mundo" está desviando el punto de mira. Encelarse en demostrar la relación de ETA con el 11M en base a unas "coincidencias", muy llamativas, pero que no pueden pasar de eso, al menos con la información que están publicando, puede ser contraproducente. Que lo del ácido bórico tenga calado, es discutible, pero lo de hoy, sobre la fórmula de la cloratita en la celda de uno de los implicados, que se puede encontrar sin problemas en internet, es rizar el rizo. Y eso puede hacer perder credibilidad a las futuras informaciones con más sustancia, si es que las tienen.

Aunque hay que admitir una cosa: los malos están nerviosos, muy nerviosos. Para ejemplo, la amenaza, sin tapujos, del Secretario de Estado de Seguridad. Están quemando sus líneas de defensa a una velocidad de vértigo. Y eso es bueno, siempre y cuando, repito, se cuente con fuentes de más solvencia que una fórmula encontrada en una celda...