jueves, 23 de noviembre de 2006

¿Vuelve la Espe?

Nunca he sido de los que consideraban a Esperanza Aguirre tonta del bote, ni mucho menos, ni cuando los de "Caiga quien caiga", en su versión original, le dedicaron aquel indecente "Rincón de la Espe", símbolo del machismo pseudoprogre más vejatorio que recuerde en televisión. Si eso se hubiera hecho en un momento como el actual, donde estos asuntos se han llevado al más absoluto de los absurdos, seguro se hubiera pedido la dimisión de todo el Gobierno Aznar, por los siglos de los siglos. Pero tampoco la considero la encarnación viva de los valores de la derecha moderna, el reformismo y la custodia de los valores tradicionales españoles. Sencillamente, la considero una mujer capaz, seria, decidida, con valentía y agallas para moverse en un mundo de fieras, competente como gestora, y decididamente lista. Es decir, con el perfil que deberíamos exigir a los políticos capaces, aunque no llegue a fin de mes (pues si no llega ella...). Pero insisto, nada que haga postrarse a sus pies como la gran esperanza del centro derecha española.

Por eso, porque la considero lista y capaz, no entiendo la presunta metedura de pata de la publicación de sus memorias (¿en tanto se valora para tener ya unas memorias?), especialmente poniendo a caldo a su compañero de partido, Gallardón, porque por mucho que le disguste, es compañero de partido, y si le exige disciplina de partido y coherencia, debería de predicar con su propio ejemplo. Y lo que menos entiendo, precisamente, es el momento de publicarlo, cuando las elecciones municipales y autonómicas están a la vuelta de la esquina, cuando las perspectivas del PP están creciendo, cuando Madrid, capital y comunidad, son un símbolo para el partido, cuando el PSOE ha mandado al matadero de sus posibilidades electorales en el Ayuntamiento a un perfecto desconocido que ha provocado el absoluto rechazo de su propio partido... un golpe bajo, sin duda ninguna.

Podríamos hacer todas las consideraciones del mundo sobre Gallardón y sus actitudes, seguramente acertadas, pero mientras sea miembro del PP, ojo, y no un miembro cualquiera, sino uno cualificadísimo, que participa directamente de la elaboración de la estratégia general del partido, que tiene un indudable tirón electoral personal, y que, no olvidemos, es el candidato a repetir en el Ayuntamiento de Madrid, es imprescindible que se cuiden sus posibilidades electorales, que son las del propio partido. Y esas "memorias" hacen flaco favor a la causa. Si Sebastián estaba perdido en el marasmo del propio error de su designación, se le ha abierto un flanco perfecto para posicionarse en la carrera, y proviniente de las propias filas de sus presuntos enemigos.

Las propias posiciones heterodoxas de Gallardón quedan justificadas, o mejor, quien las critique, y muy especialmente Esperanza Aguirre, queda totalmente deslegitimada para atacarlas, al menos desde la invocación de la disciplina de partido, que no ha respetado ella misma.

¿Error?. Quiero pensar que sí. Porque la alternativa sería intolerable, y sería traicción. Pero, traicción, ¿a quién?. ¿Sólo a Gallardón?. ¿O también a Rajoy, que es el valedor principal de la candidatura de éste?.¿Han primado otras consideraciones, en clave de "sucesión"?.

Que sea un error, por favor...