martes, 1 de mayo de 2007

Pepiñogate


Cómo no estará de enmerdado el tema del Pepiñogate (marcha, ibiza, locomía, sexo, ibiza, locomía...), para que Cándido, Candidito, Candidete, haya tenido que ordenar a la fiscalía que paralice la tramitación de todas las denuncias por corrupción (o, en el diccionario de Pepiño, corrución) ¡¡¡ hasta después de las elecciones!!! (sic). O sea, vacatio a cuenta de los ciudadanos. En cuanto ha aflorado la mínima sospecha hacia un concejal de PP, sea con pruebas o sin ellas, la fiscalía ha actuado de inmediato con todo el rigor del estado de derecho, cosa loable, por cierto. Ahora, en cuanto el afectado ha sido uno de la banda zapateril (y no un cualquiera, no, el secretario de organización, ni más, ni menos), pues se paraliza la aplicación de la Ley, y aquí no pasa nada, hasta que escampe. Coño, ni en tiempos del célebre "Pollo del Pinar".

zETAp, ya tienes tu Filesa servida. Lo dijo Maragall, en un arrebato de sinceridad (¿será aplicable aquéllo de los borrachos y los niños?): se ha convertido en la nueva versión del felipismo más sombrío. Con la diferencia de que el sevillano tenía sentido de Estado y era un político de envergadura, rodeado de gente de primera línea. Y nuestro bobo solemne es un absoluto ignorante irresponsable sin ninguna idea en la cabeza distinta a perpetuarse en el poder para seguir chupando de vacaciones interminables en Doñana y Lanzarote a costa, por supuesto, del presupuesto público, y rodeado de la versión siglo XXI de la "beautiful people" de los peores tiempos de Solchaga.

Quinteto defensivo NBA.

Bruce Bowen, Tim Duncan, Marcus Camby, Raja Bell y ¡¡¡Kobe Bryant!!! han sido designados como el mejor quinteto defensivo de la NBA. Hombre, los cuatro primeros los entiendo. Bowen prácticamente no sabe hacer otra cosa, así se ha ganado la vida en los 10 años que lleva en la liga, y sí, es un extraordinario defensor (por cierto, que el equipo yankee en el mundial hubiera tenido otra pinta con su participación, de la que se cayó en el último momento por lesión); Duncan es un fuera de serie, posiblemente el jugador interior que más recuerda a los grandes centers (ver en el post de ayer lo que pienso de su desaparición), y, por tanto, que aporta grandes posibilidades defensivas a su equipo; dos jugadores de San Antonio, que es un claro reflejo del juego de los tejanos; Bell es un especialista en defender al jugador estrella rival, y lo hace a conciencia (no hace mucho le hizo un traje al propio Kobe, que acabó desesperado); de Camby poco hay que añadir, ya que este año le han reconocido su inmenso trabajo en la zona designándolo el mejor defensor. Pero Kobe... no lo veo, la verdad. Echa una mano en el rebote, roba algunos balones... pero defendiendo al dos rival, hace aguas por todas partes, y posiblemente desequilibre esas defensas de zona encubiertas de Jackson. En fin, los que saben...

Por cierto, que el segundo equipo ha sido Ben Wallace y Kirk Hinrich, de Chicago, Jason Kidd, de New Jersey Nets, Tayshaun Prince, de Detroit Pistons, y Kevin Garnett, de los Wolves. Tampoco está nada mal.

La Alhambra



Tuve el privilegio de estar el martes en Granada (alguna ventaja tenía que tener el trabajo...), y, como propina, una visita nocturna a, seguro, el lugar más hermoso de España, y probablemente del mundo: la Alhambra. Parece un milagro que se haya sobrevivido al paso de los siglos y a los avatares históricos.

Si la visita a la luz del sol es magnífica, de noche es inolvidable. Se percibe perfectamente en el ambiente el olor del azahar, el oido de los juegos del agua, la presencia de la tradición que conforma una parte importante de lo que somos. Con razón está entre los monumentos hechos por la mano del hombre que conformarán las nuevas 7 maravillas del mundo (por cierto, que ya voté, obviamente, por esta maravilla). Aquí algunas fotos, aunque no tienen la calidad que desearía, pues olvidé el trípode para las imágenes nocturnas...Después de la visita, cena en el Albaicín, callejeando por calles imposibles para un coche, pero increibles para la sensibilidad.

Granada, una joya irrepetible...