martes, 1 de mayo de 2007

Pepiñogate


Cómo no estará de enmerdado el tema del Pepiñogate (marcha, ibiza, locomía, sexo, ibiza, locomía...), para que Cándido, Candidito, Candidete, haya tenido que ordenar a la fiscalía que paralice la tramitación de todas las denuncias por corrupción (o, en el diccionario de Pepiño, corrución) ¡¡¡ hasta después de las elecciones!!! (sic). O sea, vacatio a cuenta de los ciudadanos. En cuanto ha aflorado la mínima sospecha hacia un concejal de PP, sea con pruebas o sin ellas, la fiscalía ha actuado de inmediato con todo el rigor del estado de derecho, cosa loable, por cierto. Ahora, en cuanto el afectado ha sido uno de la banda zapateril (y no un cualquiera, no, el secretario de organización, ni más, ni menos), pues se paraliza la aplicación de la Ley, y aquí no pasa nada, hasta que escampe. Coño, ni en tiempos del célebre "Pollo del Pinar".

zETAp, ya tienes tu Filesa servida. Lo dijo Maragall, en un arrebato de sinceridad (¿será aplicable aquéllo de los borrachos y los niños?): se ha convertido en la nueva versión del felipismo más sombrío. Con la diferencia de que el sevillano tenía sentido de Estado y era un político de envergadura, rodeado de gente de primera línea. Y nuestro bobo solemne es un absoluto ignorante irresponsable sin ninguna idea en la cabeza distinta a perpetuarse en el poder para seguir chupando de vacaciones interminables en Doñana y Lanzarote a costa, por supuesto, del presupuesto público, y rodeado de la versión siglo XXI de la "beautiful people" de los peores tiempos de Solchaga.

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