miércoles, 20 de diciembre de 2006

Pereza

A pesar de mis buenos propósitos, a veces me resulta totalmente imposible escribir nada en el blog. En ocasiones, porque no tengo absolutamente nada que decir, y en otras porque lo que me gustaría o podría contar me da angustia, rabia, impotencia, asco. Pero, en otras, y no las menos, por pereza. No es que me cueste entrar en el blog, que es bien fácil, me cuesta ponerme a pensar en lo que puedo decir o aportar, sin que resulte vácuo o pretencioso. Es difícil, muy difícil. El otro día leí que hay más de 200 millones de ex bloggers, personas que, como yo, iniciaron una vez una experiencia de web 2.0 y, pasado el tiempo, lo dejaron abandonado, quizás porque percibían, o percibimos, que no éramos capaces de encontrar nuestro propio nicho dentro de ese espacio social. Pero es que quizás es esa la riqueza de esa concepción de web 2.0, la aportación personal y desinteresada, sin ninguna pretensión, la que enriquece exponencialmente los contenidos de que se dota a sí misma. Por ejemplo, me parecen fascinantes las aportaciones a wikis y herramientas colaborativas similares. Nadie obtiene nada de su participación, ni siquiera una mención notoria, pero, con todas las controversias que se quiera, se ha conformado una enciclopedia del saber humano absolutamente imprescindible, no sólo como fuente de conocimiento de la materia concreta objeto de la búsqueda, sino, y sobre todo, una enciclopedia, en el sentido más ajustado a la definición academica, conjunto de todas las ciencias compiladas en una única obra, de concepto y ejecución altruista. Es un nuevo concepto de participación en el que todo el mundo tiene algo que decir, algo que aportar, pero que no espera el reconocimiento expreso de nadie... no sé, es tarde y estoy desvelado. Es lo peor que le puede pasar a uno, que le entren ganas de filosofar. Acabo de ver mi doble sesión de House, como siempre sublime, y se hace hora de intentar coger el sueño. Las reflexiones sobre web 2.0 pueden esperar.

Ya tengo tema para la próxima entrada: mi profundo odio a la Navidad. Qué original...