jueves, 15 de febrero de 2007

Juicio

Comenzó, por fin, el juicio del 11M, tras una instrucción desastrosa que veremos qué incidencia tiene en el desarrollo del procedimiento. Si todas las imputaciones se sostienen en unas pruebas que, como mínimo, están en cuestión, y teniendo en cuenta que la presunción de inocencia es un derecho tan protegido constitucionalmente que debe de ser incuestionablemente desbordado para conseguir una condena, todo hace temer que el entramado que se ha tejido para llegar a esta situación se va a venir irremediablemente abajo. Y eso será un auténtico cataclismo, de consecuencias imprevisibles.

Me asaltan unas dudas existenciales:

¿Por qué se negó Del Olmo ha realizar nuevas pruebas periciales sobre los explosivos, cuando detectó incoherencias en la instrucción?
¿Por qué se negó Del Olmo a abrir nuevas líneas de investigación sobre la posible autoría, aunque fuera para desecharlas?
¿Por qué se negó Del Olmo a abrir procedimientos contra aquéllos que le engañaron, consciente o inconscientemente?
¿Por qué, si sabía que le engañaban, profundizó en el error, y no recondujo la situación?
¿Qué gana el ABC estrellándose contra un muro, defendiendo a ultranza, más incluso que los propios interesados, la versión oficial?
¿Por qué insiste en esta línea si, paradojicamente, sus editoriales y artículos de opinión son de lo más acertado a la hora de definir a zETAp y su desgobierno?
¿A Vocento le importa un capullo que se despeñen las ventas del diario y, por tanto, los beneficios?
¿Se lo ha explicado a sus accionistas?

Por qué, por qué, por qué... son tantas incógnitas. Que me temo que el juicio no resolverá.