Cualquier día de la semana ya es negro para Zapatero. No por el día, sino por el desastre de gestión que va a poder presentar como currículum cuando salga de esto (que esperemos sea pronto). Hoy ha sido una cascada de noticias que dejarían tieso al más pintado. Veamos:
- El "error" del Decreto Ley. Se habían cargado, de un plumazo y sobre la marcha, la financiación de los entes locales de aquí a fin de año, con los planes de endeudamiento autorizados y las operaciones comprometidas. Alguien ha debido de decirles que o se cambiaba, o no había convalidación (seguro que CiU). De forma que se tramita como una corrección de errores, y tan amigos. Dos alternativas: si es un error, césese al que lo ha cometido. Si no lo es, también.
- La financiación local. Se desentrañó el misterio: el grupo socialista en el Congreso ha abogado hoy por aplazar los proyectos de ley de Gobierno Local y de reforma del sistema de financiación de los municipios hasta que "las circunstancias económicas lo permitan". Esto es: hemos pasado de "financiación local y autonómica juntas" a "no hay financiación local". Y seguimos sin dimisiones.
- Se disparan los CDS de la deuda española. Por encima de los 150 puntos básicos sobre el Bund alemán. Los mercados no se chupan el dedo. Malditos especuladores...
- Copago en la Sanidad. Como globo sonda, o sea, que está hecho. Con carácter previo, estoy de acuerdo con la medida. La demanda de un bien o servicio, cuando el precio es cero, tiende a infinito. De primero de carrera. Efecto disuasiorio, cierta recaudación...como queramos, pero instrumento útil. Dicho lo cual: más recorte de más prestaciones sociales (lo que no es intrínsecamente inasumible en este momento, porque, ¿podemos pagarnos el estado del bienestar que disfrutamos?,¿podemos pagarnos la estructura administrativa que tenemos montada?), más subidas de impuestos (porque, se aplique el nomen iuris que se quiera, es un instrumento tributario), más contradicciones. Es lo que tiene "ideologizar" todo, que te acabas quedando con el culo al aire más pronto que tarde. Si bajar impuestos era de izquierdas (ZP dixit), y subir impuestos es de izquierdas (también), todo al mismo tiempo, es que se han vuelto definitivamente locos. O nos toman por imbéciles. O ambas cosas a la vez.
El problema es que estas cuestiones no son ni de derechas ni de izquierdas, son de sentido común. El análisis de la coyuntura obliga a adoptar, en cada momento, las decisiones en materia de política económica que proceda. Por tanto, menos ideología y más sentido común. De lo que carece Z en cantidades apabullantes. Debe de ser el político mundial (incluida el Africa subsahariana y algunos paises de la antigua URSS) con menos capacidad para las tareas de gobierno. Al contaminar todos los discursos de trasnochada retórica filo marxista, se producen estas flagrantes contradicciones, porque esa retórica es la que, definitivamente, ha sido superada por el curso de la historia. La situación no se resuelve con las "píldoras de la victoria del Doctor Negrín", conmilitón suyo, por cierto, sino con profundas reformas estructurales, a las que tiene alergia. Por eso, el durísimo informe (en el fondo, que no en la forma) del FMI, también conocido hoy (mierda de día, eh, Z?) pone negro sobre blanco las carencias de la "política económica" (sic) de Z: necesidad de inmediatas reformas "urgentes y decisivas" en el mercado laboral y el sector bancario, reformas estructurales que estimulen el crecimiento, no parches que supondran un nuevo retroceso en la expectativa de crecimiento. Abocados a una L de larga duración que estamos.
Esto lleva a la conclusión final: traicción absoluta al programa electoral con el que ganó las elecciones de marzo de 2008. Traicción al compromiso adquirido con los ciudadanos. Traicción a la confianza obtenida con engaños.
Por todo lo anterior, entiendo que este hombre está totalmente desautorizado, política, moral, social y económicamente, para seguir gobernando España. Lo más honesto es que se fuera por su propio pie. De lo contrario, habrá que sacarlo. Democráticamente, pero sacarlo. Y mejor mañana que pasado.
