martes, 18 de julio de 2006

18 de julio

De qué año?, pregunta uno... San Camilo, para más señas, lo que inspiró a Cela el título del libro, que , por cierto, me gustó mucho, San Camilo, 1936, ... casualidad, no?, jeje. En fin, que parece mentira que, 70 años después del golpe de estado fascista y de todas las barbaridades que se hicieron antes, durante y después de esa fecha, por unos y por otros, ahora tengamos que estar revolviéndonos en la misma mierda que sepultó a casi un millón de compatriotas, en una guerra fraticida y salvaje, como todas las guerras de ese tipo. Los odios atávicos que afloran en las contiendas civiles no tienen parangón con ningún otro, se sacan de los más profundo de las entrañas los agravios que se contrajeron en algún momento con el vecino de al lado, y, aprovechando la salvajada general, se zanjan a golpe de machete o mediante el tiro fácil. Y vale para la rencilla de lindes entre vecinos, y vale para resarcir el "honor" de una hija, y vale para cobrarse las humillaciones del señorito, o para vengarse del obrero huelguista... o vale para matar al rival político, como el caso del POUM y Andreu Nin. Por qué no recuerdan nunca este caso nuestros actuales gobernantes?. O por qué no han recordado el asesinato de Calvo Sotelo, parlamentario democráticamente elegido, asesinado por socialistas y guardias de asalto, próximos (no próximos, inmediatos) a Prieto?. O es que hay muertos buenos y muertos malos?. O es que hay muertos que se lo merecían porque "olían a incienso", y otros que eran héroes?. En qué grupo está Nin?.

Por qué no dejamos los muertos en paz?. Parecería lo más lógico y productivo de cara a la estabilidad, cada día más necesaria, de nuestra democracia. A qué viene reabrir los juicios del franquismo?. Que eran una barbaridad, nadie lo discute. Pero, por qué no reabrir, entonces, los juicios sumarísimos de los tribunales republicanos, o investigar las checas?. Tan barbaridad eran, o más, pues estaban investidos de la presunción de legalidad.

Memoria histórica, sí. Pero para aprender de los errores, y no volver por el mismo camino. Ya lo tengo dicho aquí: esto empieza a parecerse demasiado a aquélla nefasta época...