Muchos descubrimos la NBA en la época de los grandes duelos entre los Lakers de Magic, Scoot, Worthy, Rambis y Kareem frente a los Celtics de Johnson, Ainge, Bird, McHale y Parish. Hablamos de los años 80, con pantalones cortos a mitad de pierna, camisetas de sport teñidas de colores. Retransmisiones casi en blanco y negro, con Ramón Trecet adornándolas con aquéllo del "ding dong" (quien nos iba a decir veinte años después que Andrés Montes dejaría a Trecet como un mudito). Yo siempre fuí de Lakers, el Showtime de Pat Riley me enganchó, como los coast to coast de Magic y Worthy, aunque no por ello dejo de descubrirme ante el equipazo verde. Recordamos al base al que el destino tuvo la mala leche de enfrentar a Magic, con permanentes ojeras (quizás de no dormir pensando en lo que se le venía encima) y manos rapidísimas para asistir a Bird o a McHale (para que luego digan que los blancos no juegan basket...). Pues bien, Dennis Johnson ha muerto a los 51 años, con tres anillos, uno con Seattle (con Jack Sikma) y otros dos con los Celtics de K.C.Jones.
Un recuerdo al gran jugador que desapareció, y a una época del basket que no volverá. Desafortunadamente.
Un recuerdo al gran jugador que desapareció, y a una época del basket que no volverá. Desafortunadamente.
