En la línea de lo que supone la web 2.0, he llegado a un nuevo servicio (vía Microsiervos): MyStrands.tv. Una televisión de vídeos musicales a voluntad del usuario, que suministra de las inmensas fuentes de Youtube. Permite, como es lógico en este tipo de servicios 2.0, la personalización completa de las demandas, la votación y recomendación de las selecciones y vinculadas a ellas, la relación con otros usuarios, a través de la creación de listas de reproducción que estén accesibles a los demás... en fin, interesantísimo. He estado probándolo durante un ratito, y me han salido auténticas joyas: un video de REM, de Nigthswimming, sólo al piano Mike Mills y cantando Stipe, extraordinario; un vídeo de Enya, Boadicea, de sus primeros discos, y Chasing Cars, de Snow Patrol. Todo perfecto. Eso sí, hay que tener un poco de paciencia para la carga de alguno de los vídeos, pero, en general, cargan rápido. Pequeños inconvenientes: que no se puede (o yo, al menos, no he sabido hacerlo), maximizar la pantalla, y que no hay conexión desde el panel personal a la visión de los vídeos (o, una vez más, tampoco he sido capaz de encontrarlo, aunque para 30 minutos que hace que lo he descubierto, tampoco se me puede pedir más).
El concepto que subyace detrás está claro: para qué quieres almacenar en tu disco duro determinada información, si desde cualquier ordenador conectado a la red, y debidamente identificado, puedes acceder a esa información. El coste del almacenamiento pasa a ser cero, y la accesibilidad, universal. Igual que la utilización de determinadas herramientas te permite situar en servidores externos cualquier información de la que seas propietario, en función del nivel de confianza que te ofrezcan, también puedes acceder y organizar la que existe en la red, en cualquier momento y de la forma que desees. Es el futuro, amigos.
De lo mejor que he visto en los últimos tiempos: muy recomendable.
El problema fundamental: adictivo a más no poder. Una trituradora de la productividad.
El concepto que subyace detrás está claro: para qué quieres almacenar en tu disco duro determinada información, si desde cualquier ordenador conectado a la red, y debidamente identificado, puedes acceder a esa información. El coste del almacenamiento pasa a ser cero, y la accesibilidad, universal. Igual que la utilización de determinadas herramientas te permite situar en servidores externos cualquier información de la que seas propietario, en función del nivel de confianza que te ofrezcan, también puedes acceder y organizar la que existe en la red, en cualquier momento y de la forma que desees. Es el futuro, amigos.
De lo mejor que he visto en los últimos tiempos: muy recomendable.
El problema fundamental: adictivo a más no poder. Una trituradora de la productividad.
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