He estado unos días en Madrid, de trabajo (para variar). Ir con tanta frecuencia nos hace perder la perspectiva de la ciudad, de la que sólo nos quedamos con el tráfico, las colas, los atascos, el gentío, los precios... y perdemos de vista una ciudad maravillosa... A lo que iba, que no voy a dedicar un post a hablar de Madrid, sino a dos recomendaciones, una positiva y otra negativa:
La positiva primero. Un restaurante: Nodo (Velazquez, 150). He leido comentarios muy negativos en blogs, pero he estado cinco veces, la última el jueves, y siempre me he ido con las ganas de volver en cuanto pueda. Atención magnífica, decoración y calidad óptima, cocina de lujo, sólo le encuentro una pega, y es que las mesas están demasiado juntas y se pierde intimidad. El precio, como todo Madrid: caro. Sobre todo para los de provincias. Pero no te vas con la sensación de que han atracado. En absoluto. Tomé un atún takiyaki que quitaba el hipo.
La negativa, después. Los hoteles High Tech (en concreto, el Alcalá Torre) son una auténtica tangada. Precios muy elevados para habitaciones minúsculas. Inversamente proporcionales, vamos. Es verdad que están céntricos y que tienen conexión gratuita a internet, pero es que no son habitaciones, son zulos. No tendría más de 5 metros cuadrados la zona de dormitorio. Sí, sí, justo la cama, una mesita al pie, un armario que parecía del abominable railite de los años 60, y ya está. El baño era amplio, y con ducha de hidromasaje, pero hubiera sido preferible que le restaran algo de superficie para que no resultara tan claustrofóbica la habitación. Y si es exterior, muy ruidosa, mal aislada del ruido de la calle. Es el segundo hotel de esa cadena al que voy a Madrid, y la experiencia ha sido siempre negativa. No volveré ni atado. Ironías: le llaman Petit Palace. Lo del Palace no sé muy bien de dónde se lo sacan. Ahora, lo de petit, le viene que ni pintado...
La positiva primero. Un restaurante: Nodo (Velazquez, 150). He leido comentarios muy negativos en blogs, pero he estado cinco veces, la última el jueves, y siempre me he ido con las ganas de volver en cuanto pueda. Atención magnífica, decoración y calidad óptima, cocina de lujo, sólo le encuentro una pega, y es que las mesas están demasiado juntas y se pierde intimidad. El precio, como todo Madrid: caro. Sobre todo para los de provincias. Pero no te vas con la sensación de que han atracado. En absoluto. Tomé un atún takiyaki que quitaba el hipo.
La negativa, después. Los hoteles High Tech (en concreto, el Alcalá Torre) son una auténtica tangada. Precios muy elevados para habitaciones minúsculas. Inversamente proporcionales, vamos. Es verdad que están céntricos y que tienen conexión gratuita a internet, pero es que no son habitaciones, son zulos. No tendría más de 5 metros cuadrados la zona de dormitorio. Sí, sí, justo la cama, una mesita al pie, un armario que parecía del abominable railite de los años 60, y ya está. El baño era amplio, y con ducha de hidromasaje, pero hubiera sido preferible que le restaran algo de superficie para que no resultara tan claustrofóbica la habitación. Y si es exterior, muy ruidosa, mal aislada del ruido de la calle. Es el segundo hotel de esa cadena al que voy a Madrid, y la experiencia ha sido siempre negativa. No volveré ni atado. Ironías: le llaman Petit Palace. Lo del Palace no sé muy bien de dónde se lo sacan. Ahora, lo de petit, le viene que ni pintado...
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