miércoles, 18 de abril de 2007

María San Gil

Un ejemplo extraordinario de valentía y coherencia, personal y política. Durante mucho tiempo nos ha puesto los pelos de punta cada vez que denunciaba, en territorio hostil, pero su territorio al fin y al cabo, el fascismo al que está sometido buena parte de la sociedad vasca. Ahora, inicia una lucha contra otro enemigo, tan terrible y letal como el otro, con la misma valentía y humanidad que nos ha hecho admirarla, transmitiendo una sensación de dominio y seguridad aplastante de la situación en que se encuentra, igual que muchos otras mujeres.

Seguro que saldrá airosa también de este reto. Le deseo lo mejor de lo mejor. Hace muchísima falta.

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