miércoles, 27 de diciembre de 2006

Primera parte, superada.

El primer trago navideño ya ha sido superado. Diría, incluso, que con éxito, en tanto que he sobrevivido sin necesidad de recurrir al orfidal, salvo para dormir, claro está. ¿Qué he conseguido?. Pues, así, en resumidas cuentas, un par de kilos más, de esos que se ponen en el peor sitio posible (ahí, en el costadito, para que sea imposible de eliminar), que me pienso quitar antes de la próxima andanada, esta vez para la igualmente odiosa noche de fin de año, un buen paseo por el puerto el día de Navidad, una copa en Bolsería (a 8 €!!!, esto es Europa??), ah!, y un precioso marquito de plata, regalo de mamá. Por contra, 100 € menos en estrenas navideñas (la tradición es la tradición), ardor de estómago, y unos cuantos saludos forzados y felicitaciones a contramano. El lado oscuro no pudo conmigo...

Ayer fue día de revival. Tomamos las mejores anchoas del mundo, en Casa Guillermo, y luego bajamos hacia casa dando un paseo por el mismo camino que seguí durante años cuando venía del colegio. Los recuerdos se agolparon: esa amiga que murió, esos compañeros que hace tantos años que no veo, esos amigos a los que me sigue uniendo un mail de vez en cuando, tantas anécdotas, Casa la Ñerra, Casa la Guapa, el vinagrero, los primeros amores... Recuerdos bonitos, todos ellos, vistos con la perspectiva del tiempo.

Ya se fueron los niños. Ha salido bien, para lo que es esto. Puede que sea el último año en que podamos celebrarla todos juntos, ese sentimiento estaba implícito, flotaba en el ambiente, y creo que eso ha hecho que las cosas fueran más fáciles.

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